Ante ti, María, Reina, Madre de Dios y de la Iglesia, reiteramos nuestra posición intransigente frente al error y el pecado, y sabiéndote
medianera de todas las gracias, imploramos intercedas ante Dios Providente para alcanzar la fortaleza y constancia que nos son necesarias
como instrumento de tu causa.
Virgen del Tepeyac, ayúdanos a imitar tus virtudes para contrarrestar nuestras flaquezas, mantén firme nuestra vocación, protégenos en la
lucha y guía nuestros pasos en la defensa de la fe para colaborar en el reinado de Jesucristo en todo el mundo, pues esta es una empresa de
santos y tu divino hijo ha escogido pecadores.